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La Independencia de América: una ruptura política, no económica

  La independencia de las Américas fue, principalmente, una independencia política, pero no económica. Lo que realmente se consolidó fue la formación de democracias subsidiarias —o, mejor dicho, subsidiadas— por la lógica de la División Internacional del Trabajo. En este esquema global emergente, lo que se buscaba eran países que sirvieran como proveedores de materias primas. Estas materias primas serían luego vendidas o transformadas en los grandes mercados, en un contexto de globalización incipiente y de un capitalismo en su primera fase de expansión. América, entonces, pasó a ocupar ese rol funcional dentro del nuevo orden mundial. Sin embargo, en lugar de mantener relaciones con España —una potencia económica consolidada—, las potencias industriales encontraron más ventajoso negociar con una serie de nuevos países independientes que carecían tanto de la madurez política como de la capacidad de negociación del viejo imperio. La revolución americana trajo consigo un modelo estata...

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