Deciframos a teoría de los dos demonios

Escrito por Rubén Felix Galvano 


La teoría de los dos demonios es una interpretación del terrorismo de Estado en Argentina que plantea que la violencia política de los años '70 fue un enfrentamiento entre dos extremos: la guerrilla y la dictadura militar. Según esta visión, ambos "bandos" cometieron excesos y violaciones a los derechos humanos, equiparándolos en responsabilidad y legitimidad.

Sin embargo, este enfoque ha sido ampliamente cuestionado por historiadores, juristas y organismos de derechos humanos porque presenta serios problemas de validez histórica, ética y jurídica. Aquí algunos puntos clave de análisis:

1. Falsa equiparación de responsabilidades

El mayor problema de la teoría es que coloca en el mismo nivel a grupos guerrilleros y al Estado, como si fueran actores equivalentes. Pero hay una diferencia fundamental:

Los grupos armados como Montoneros y el ERP operaban fuera del Estado, eran organizaciones clandestinas que cometieron atentados, secuestros y asesinatos en el marco de un conflicto político y social.

El Estado, en cambio, tenía el deber de garantizar derechos y actuar dentro de la legalidad. Pero utilizó el aparato estatal—las Fuerzas Armadas, la Policía, el Poder Judicial—para secuestrar, torturar y asesinar de manera sistemática, a través de un plan de exterminio.

La diferencia no es solo de "magnitud" (porque el Estado desapareció a 30,000 personas mientras que los grupos guerrilleros no llegaron a esos números), sino de naturaleza: el Estado no puede colocarse en el mismo nivel que grupos insurgentes, porque tiene el monopolio legítimo de la fuerza y debe regirse por la ley.



Un ejemplo claro: Un grupo guerrillero podía matar a un militar.

El Estado, en respuesta, secuestraba, torturaba y asesinaba no solo a guerrilleros, sino también a estudiantes, periodistas, sindicalistas, artistas, madres, embarazadas, gente sin ninguna relación con la violencia política.

Esto no fue una guerra entre dos partes equivalentes. Fue un plan de represión sistemática contra la sociedad civil.



2. Distorsión del concepto de "guerra"

Los defensores de esta teoría sostienen que la dictadura fue la respuesta a un "estado de guerra interno". Pero esto es falso.

La guerrilla había sido derrotada antes del golpe. En 1975, el gobierno constitucional de Isabel Perón lanzó el Operativo Independencia, y para 1976, las organizaciones armadas estaban debilitadas.

El golpe no fue para frenar a la guerrilla, sino para imponer un nuevo modelo político y económico. De hecho, la dictadura no solo persiguió a guerrilleros, sino a obreros, intelectuales, estudiantes y cualquier persona con ideas consideradas "peligrosas".

En una guerra tradicional hay dos ejércitos que se enfrentan. En la Argentina de la dictadura, el Estado desaparecía personas desarmadas, implantaba el terror y eliminaba cualquier forma de disidencia.



3. Justificación de la represión ilegal

La teoría de los dos demonios, al equiparar a ambos actores, termina justificando la represión del Estado con un argumento implícito: "Si había guerrilleros que mataban gente, entonces el Estado tenía derecho a usar la violencia."

Pero esto ignora un principio básico del derecho internacional: el Estado no puede cometer delitos para combatir el delito.

Los crímenes de lesa humanidad—desapariciones forzadas, torturas, asesinatos sistemáticos—no pueden justificarse bajo ninguna circunstancia. No hay equivalencia posible entre un Estado que organiza un aparato clandestino de exterminio y un grupo armado que actúa fuera de la legalidad.



4. El intento de instalar esta teoría en democracia

La teoría de los dos demonios fue impulsada por el Informe Nunca Más de la CONADEP en 1984, que si bien documentó con detalle el terrorismo de Estado, también incluyó una interpretación que sugería que la violencia de la guerrilla y la dictadura formaban parte de un mismo "enfrentamiento".

Sin embargo, con el tiempo esta visión fue revisada y criticada, ya que equiparaba hechos que no eran comparables.

El problema es que esta teoría fue utilizada para justificar políticas como:

Las leyes de impunidad (Punto Final y Obediencia Debida), que frenaron los juicios a los represores.

Los indultos de Menem en los '90.

Los intentos de "reconciliación" sin justicia.


Recién en los 2000, con la anulación de las leyes de impunidad y la reactivación de los juicios a los genocidas, quedó claro que no se trató de dos demonios enfrentados, sino de un Estado terrorista cometiendo crímenes de lesa humanidad.

Conclusión: la teoría de los dos demonios no es válida

La historia, la justicia y el derecho internacional han demostrado que esta teoría es falsa y peligrosa.

1. No hubo dos fuerzas equivalentes en conflicto, sino un Estado reprimiendo a su propia población.

2. No hubo una guerra, sino terrorismo de Estado.

3. No se puede justificar la represión ilegal bajo ninguna circunstancia.

4. La teoría de los dos demonios fue utilizada políticamente para encubrir y relativizar los crímenes de la dictadura.


Hoy, con los juicios a los responsables del genocidio y el avance de la memoria histórica, sabemos que el único demonio real fue un Estado que secuestró, torturó, desapareció y asesinó con total impunidad.


Porque no se trata de cuántos fueron.

Se trata de que estuvo mal.


Se trata de que Nunca Más.



Fuentes históricas y documentales

CONADEP (1984). Nunca Más. Buenos Aires: Eudeba.


Crenzel, Emilio (2008). La historia política del Nunca Más. Buenos Aires: Siglo XXI Editores.

Jelin, Elizabeth (2002). Los trabajos de la memoria. Madrid: Siglo XXI Editores.


Feld, Claudia (2015). Del estrado a la pantalla: Las imágenes del juicio a los ex comandantes en la historia argentina. Buenos Aires: Siglo XXI Editores.

Vezzetti, Hugo (2002). Pasado y presente: Guerra, dictadura y sociedad en la Argentina. Buenos Aires: Siglo XXI Editores.


Fuentes jurídicas y de derechos humanos

Juicio a las Juntas (1985). Sentencia de la Cámara Federal en la causa 13/84.


CIDH (1980). Informe sobre la situación de los derechos humanos en Argentina.

Corte Suprema de Justicia de la Nación (2005). Fallo "Simón, Julio Héctor y otros."


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