El cuerpo como objeto de consumo en la cultura global
Escrito por Rubén Felix Galvano
No es un invento de la globalización ni de la modernidad que el cuerpo sea venerado, enaltecido o convertido en objeto de deseo. Sin embargo, en la sociedad actual, se ha divinizado la irrealidad por encima de la diversidad.
La cultura de masas ha sido cuestionada desde mediados del siglo pasado. En "Dialéctica de la Ilustración", Theodor Adorno y Max Horkheimer denunciaron cómo la industria cultural impone estándares y estereotipos que moldean la sociedad.
Por su parte, el sociólogo francés Pierre Bourdieu explica cómo las sociedades plasman la cultura sobre el cuerpo, ya sea a través de la moda, las costumbres, el consumo o el trabajo
Byung-Chul Han, filósofo y ensayista surcoreano, ha criticado la sociedad contemporánea por su obsesión con el rendimiento, afirmando que esta solo produce personas depresivas y con sensación de fracaso. En su obra "Psicopolítica: Neoliberalismo y nuevas técnicas de poder", profundiza en cómo el neoliberalismo fomenta la autoexplotación:
"Quien fracasa en la sociedad neoliberal del rendimiento se responsabiliza y se avergüenza a sí mismo, en lugar de cuestionar la sociedad o el sistema. Esa es la inteligencia especial del régimen neoliberal. (...) En el régimen neoliberal de autoexplotación, la persona dirige la agresión hacia sí misma. Esta autoagresividad no convierte al explotado en revolucionario, sino en depresivo."
Jean Baudrillard, sociólogo y filósofo francés, introdujo los conceptos de simulacro e hiperrealidad para describir cómo las representaciones pueden llegar a ser más reales que la propia realidad, afectando nuestra percepción del mundo. Baudrillard sostiene que, en la era postmoderna, las representaciones (simulacros) no solo reflejan la realidad, sino que la preceden y la conforman, creando una realidad simulada que las personas perciben como más real que la realidad misma. Esta hiperrealidad se manifiesta en fenómenos como Disneylandia, que ejemplifica cómo la fantasía y la simulación se integran en la vida cotidiana, haciendo que la distinción entre lo real y lo imaginario se desvanezca.
En la actualidad, las redes sociales han intensificado esta tendencia al exponer constantemente consumos, dietas, imágenes, rutinas e influencias que refuerzan estereotipos en una sociedad que, más que reflexionar, se ha acostumbrado a consumir. El cuerpo se convierte así en un objeto de consumo y control, sujeto a vigilancia y disciplina. La búsqueda de la perfección en belleza, dietas e incluso en la sexualidad refleja cómo la sociedad actual persigue y exige estándares inalcanzables, promoviendo la autoexplotación y afectando la salud mental de los individuos.
El cuerpo como objeto de consumo y control
Estas perspectivas nos llevan a entender cómo el cuerpo se ha transformado en un objeto de consumo y control en la cultura global. La sociedad actual, ha promovido por mas de 70 años, imágenes y estándares de belleza que impulsan a las personas a perseguir ideales inalcanzables. Esta presión fomenta prácticas de autoexplotación, y flagelos sobre la personas de diversas edades.
Además, el cuerpo se convierte en un elemento sujeto a vigilancia y disciplina, donde las desviaciones de la norma son señaladas y corregidas, en realitys shows y comentarios discriminatorios en redes sociales. Este fenómeno refleja lo que Michel Foucault denominó "sociedades disciplinarias", en las que el control se ejerce a través de la normalización y la regulación de los cuerpos y comportamientos.
En este contexto de violencia constante e inseguridad emocional, las personas son flageladas con la idea del éxito implacable, la belleza sublime, los cuerpos esculpidos hasta el agotamiento. Se consumen estereotipos en el dinero, el sexo, la belleza, la tecnología, la comida y la manera de vivir.
Ya no basta con existir ni con ser feliz. Debes ser todo o no ser nada. Eres objeto de consumo o eres presa. El nuevo canibalismo devora cuerpos, mastica identidades, nos traga con ideas que no elegimos. No hay interés en que los demás vivan bien o estén sanos. Lo único que importa es alimentar la máquina. Es la hipertrofia del alma: perdés tu identidad para ganar likes.
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